Atlacatl (muerto en 1528) tiene fama de haber
sido el nombre del último gobernante de un sistema de gobierno que se basa en
el centro de Cuzcatlán, en la periferia suroeste de Mesoamérica (actual El
Salvador), en el momento de la conquista española.
Cuzcatlán era en ese momento uno de los
centros políticos principales en una "confederación" suelta de los
pueblos mesoamericanos conocidos como los pipiles , cuya última instancia, sin
éxito la resistencia contra los españoles conquistadores menores de Pedro de
Alvarado y otros que se recuerda en la tradición salvadoreña. La cifra de sí
mismo Atlacatl ha adquirido un aspecto un tanto legendaria en el folklore
salvadoreño, que simboliza valiente y fuerte resistencia a los pipiles
"contra las fuerzas españolas invasores. Sin embargo, la realidad
histórica de la resistencia (e incluso la existencia) de Atlacatl es
discutible, con fuentes contemporáneas proporcionar una cuenta diferente, y los
detalles de las hazañas heroicas de Atlacatl apareciendo como adornos
posteriores después del hecho.
Según
una versión, cuando Pedro de Alvarado y sus fuerzas llegaron a Atehuan (Ateos)
recibió un mensaje enviado a él por Atlacatl en la que Atlacatl se allanó a la
demanda de Alvarado para la rendición de Cuzcatlán. Sin embargo, cuando
Alvarado se acercó a la ciudad la encontró abandonada, los pipiles todo
habiendo huido a la región montañosa cercana. Alvarado envió una nueva demanda
a Atlacatl para su rendición, pero en cambio recibió la respuesta: "si
quieres nuestros brazos tienes que venir a obtener de las montañas".
Fuerzas de Alvarado lanzó un furioso ataque sobre la fortaleza de la montaña
pipil en el cual muchos caballos, españoles y sus auxiliares nativos murieron;
Alvarado se vio obligado a retirarse de Cuzcatlán en 04 de julio 1524.
Dos
años después de esta batalla, pariente de Alvarado Gonzalo de Alvarado había
fundado una base española en San Salvador (agosto 1526), desde donde las
fuerzas españolas continuaron arrasar los distritos circundantes y combatir la
resistencia pipil restante. Por último, en 1528, Diego de Alvarado y sus
auxiliares indios exponen en otro ataque contra Cuzcatlán, durante la defensa
de que Atlacatl y sus fuerzas fueron derrotadas, Atlacatl saltó al volcán para
seguir siendo una leyenda invicto.
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